Este domingo 14 de abril en horas de la mañana pasé frente al centro de votación habilitado para las elecciones venezolanas. El local como en otras ocasiones, estaba situado en la calle 20 entre 5ta y 7ma en el exclusivo barrio de Miramar de la Ciudad de la Habana.
En las elecciones del pasado 7 de octubre, últimas elecciones en las que participó vivo Hugo Chávez, me impidieron pasar por el lugar, Oficiales de la Seguridad del Estado cubana. Acto que denuncié como una injerencia descarada del gobierno de Raúl Castro.
En estas elecciones Chávez participará muerto y su voto seguramente, será contabilizado por Nicolás Maduro. Esto si se mantiene, como es de esperar, la línea de fullerías, que llevan a cabo los chavistas. Donde a favor de sus candidatos votan hasta los muertos.
Recordemos que en las pasadas elecciones, fue denunciada la inclusión en padrón electoral, de más de treinta mil personas, que rebasaban los ciento seis años de edad. Algo muy poco probable en Venezuela, donde en el 2012 ocurrieron más dieciséis mil homicidios.
En esta ocasión no me impidieron el paso por el lugar, claro, lo hice abordo de un ómnibus de la ruta 34, que pasa por allí, aunque la cuadra estaba cerrada al tránsito de vehículos. No comprobé si también al paso de peatones, pero pude tomar una foto del lugar.
Vi poco entusiasmo entre los votantes, aunque esto fue a las nueve de la mañana y no pude tomar una foto del grupo de personas porque se encontraban en la acera de enfrente. Pero eran alrededor de veinte.
Desde ya Henrique Capriles está impugnando los resultados electorales y denunciando las manipulaciones. Y no puede ser de otra manera, porque los chavistas ya realizaron las trampas pertinentes, desde el principio mismo, incluso las estaban preparando desde antes de anunciar la muerte de Hugo Chávez.
Ni al tramposo, ni al mentiroso hay que creerles nunca, incluso cuando sean honestos y cuando digan la verdad. Si López Obrador, impugnó las elecciones mejicanas, aun cuando sabía que Peña Nieto le llevaba una ventaja de cinco millones de votos, porque habría de concederse una elección amañada y confusa.
Como no tenía argumentos, López Obrador “denunció” que Peña Nieto, habría comprado esos votos.
Allá el que piense que los comunistas son honestos y respetuosos. Ellos son tramposos y marañeros siempre, por siempre y para siempre, sin excepción. Y no son izquierdistas, son comunistas que es su verdadero nombre, aunque lo traten de enmascarar.
Con el ventajismo que se han conducido los oficialistas, incluidos el Tribunal Supremo de Justicia, la Procuradora General(futura Primera Dama), la Asamblea Nacional, el Consejo Nacional Electoral y el candidato oficialista Nicolás Maduro, su victoria sería ilícita e ilegal en cualquier caso y su contrincante únicamente puede dispensarles, si le conceden la victoria.
Pero lo he dicho antes; para “el bien verdadero” de Venezuela, es necesario que gane Nicolás Maduro. Para que de esa manera acabe de enterrar el país, en el más negro de los abismos y que el comunismo, no retorne jamás. Esa sería la mejor experiencia para los venezolanos.
Porque si Capriles gana, heredará las ruinas que dejó Hugo Chávez y le culparán de todo lo malo que pase en Venezuela, en los próximos años. Luego los comunistas retornarán al poder con mucha mayor fuerza, como ocurre hoy en Nicaragua.
Pero sea cual sea el escenario, los conflictos sociales se agudizarán en la Venezuela del futuro. De todas formas para el gobierno de Cuba, será mucho más difícil en lo adelante. La ausencia de Hugo Chávez será determinante.
Ya sea con la precaria legitimidad de un gobierno madurista o con el cierre total de un Capriles nacionalista, dispuesto a frenar el desangrado de la economía venezolana, el futuro para la economía cubana es incierto.
Pero eso sí, el vampiro que representan los gobernantes cubanos, contribuirá a la ruina de Venezuela y la de un gobierno de Nicolás Maduro. Eso, que nadie lo ponga en dudas.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
Ciudad de la Habana , domingo 14 de abril de 2013.
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