miércoles, 11 de julio de 2012

Los censores del nuevo tiempo

 
Aun recuerdo aquellas coletillas, que aparecían en el diario de Hoy y que titulaban “Aclaraciones” (pienso que debieron aparecer, en otras publicaciones, pero era ese periódico, que recibía mi padre). Que se hacían pasar, como la opinión de los trabajadores del diario, pero que en realidad era la opinión de la joven dictadura de los hermanos tiranos, cuando no controlaban aun, a su capricho y antojo, la totalidad de los medios de prensa. Esto, al principio mismo de su revolución.
Yo en aquellos días, comenzaba a leer y aunque no debia comprender, lo que explicaban aquellas “Aclaraciones”, siempre las leía y se las recortaba a mi padre, que las recopilaba y las guardaba. Mi padre era a la sazón, Secretario General del Sindicato Azucarero, en el norte de la provincia de Oriente y en tiempos de la United , Fruit Sugar Company, la conocida “Mamita Yunay”.
Con los días y los meses la incipiente dictadura se apropió de todos los medios de comunicación y se instituyó, la más ferrea de las censuras. Se acabó la libertad de prensa y hasta la de expresión. Mi casa, que se había convertido en sitio de tertulia política, fue perdiendo aquel encanto, que me fascinaba y mi padre, renunció como Secretario General del Sindicato Azucarero y se automarginó de la política.
A mí se me quedó aquella obsesión por conocer, sobre la diversidad de opiniones, que generaba aquel proceso político y fue entonces, que descubrí la onda corta, en un viejo radio de válvulas. Lo trasteaba todas las noches, para escuchar La Voz de las Américas (VOA) y aquel antológico programa, llamado “Cita con Cuba”. Por eso, el uso de frases, como la dictadura o la tiranía castrista”, siempre han formado parte de mi idiosincrasia, desde toda la vida, aunque no se pudieran decir en voz alta y muchas veces tuviera que usar el vocablo revolución.
En aquella época la censura se hizo la reina y hoy en día, sigue reinando entre los medios de prensa de la tiranía. Pero en los primeros años del siglo XXI, surgieron varias publicaciones, que sin pedir permiso ni autorización de los gobernantes se comenzaron a publicar, una de ellas fue la revista “De Cuba”, de la que solo se pudieron imprimir dos números y que aceleraron la redada, de marzo de 2003.
Aquí se aplicó la llamada Ley 88, un engendro clásico de la tiranía castrista. Con el fracaso de la Ley de marras, al tener que liberar a todos los encarcelados de la causa de “Los Setenta y Cinco”, han surgido varias publicaciones, que a pesar de las prohibiciones, han sido distribuidas por todo el país, de una forma semi-clandestina y se siguen distribuyendo, sin pedirles permiso a los tiranos.
Los órganos de la Policía Política , han podido apropiarse de algunas impresoras y de otros medios, pero en la era de la alta tecnología, no han podido evitar la distribución de algunos materiales, muchas veces en formato digital, que pasan de mano en mano, sin la censura previa de los gobernantes. Ahora resulta que los Oficiales de la llamada Contrainteligencia, pretenden implementar la censura por la Internet. Esta tarea es verdaderamente difícil y me refiero, no a la Internet que ellos controlan, sino a la Internet libre, a la que tenemos acceso, solo unos pocos ciudadanos, en este país. No se porque les preocupa tanto lo que publicamos, si la conectividad de los cubanos en general, es de apenas el 2% de la población.
Los segurosos, se han impuesto la tarea, de hacer que yo cambie mi modo de escribir. No me explico como lo van a conseguir, a menos que me eliminen físicamente. Desde hace algún tiempo están empecinados en cambiar mi estilo. Recuerdo hace varios años, que prácticamente, yo era de los poquísimos, que recurría a términos como, la dictadura ó la tiranía castrista, entre los que escribimos desde dentro de Cuba e incluso usaba el eslogan de, “Año final de la tiranía castrista”. En una publicación como la de Cubanet, censuraban mis escritos y hasta dejaron de publicarme, por utilizar términos “tan ofensivos y tan poco éticos”.
Hoy, han evolucionado tanto, que hasta los más moderados, tratan a Fidel y a Raúl como tiranos, que es el epíteto, que verdaderamente les corresponde y a su gobierno, lo denominan, como la tiranía o la dictadura castrista, aunque a sus acólitos, no les agrade.
Han utilizado, los Oficiales, de la Contrainteligencia , varios métodos para persuadirme de que no utilice tales calificativos, pero no puedo evitarlo, me fascina llamarlos dictadores, tiranos, dictadura y tiranía. Me dicen use palabras como régimen, gobernantes, etc. Pero, lo juro, no me puedo contener y por eso no he podido complacer, a los señores censores, de la tiranía castrista.
En la mañana de hoy domingo, los Oficiales, de la llamada Seguridad del Estado, me castigaron, por la falta y por haber continuado utilizando dichos términos y me encerraron durante varias horas, en uno de los calabozos de la Cuarta Estación , situada en Infanta y Manglar, sin permitirme participar en la misa dominical, de la parroquia de Santa Rita de Casia, situada en la barriada de Miramar y a cuya comunidad católica pertenezco.
Parece que esa será, la nueva modalidad, una sanción por no acatar la censura de la tiranía, porque las multas que nos ponen, ni las pagamos. Por está razón, este lunes no podré enviarles ninguna foto, de Las Damas de Blanco, en su periplo del domingo por la 5ta Avenida de Miramar, en el que participaron cuarenta y nueve mujeres y fue detenida aquí en la Ciudad de la Habana , al menos una de ellas, Sara Martha Fonseca.
Sabemos que se realizaron numerosas detenciones de mujeres, a lo largo y ancho, del país y que en algunos lugares pudieron llegar algunas, a las iglesias, para orar por la libertad, de los Presos políticos y por el respeto de los derechos humanos, de todos los cubanos. También fueron detenidos, un número indeterminado de hombres.
Ahora quieren interrogarme el viernes 13 de julio, día que se conmemoran dieciocho años, del hundimiento del “Remolcador 13 de Marzo”, perpetrado por las hordas salvajes de la tiranía castrista. Con ello pretenden que no pueda participar en los actos conmemorativos del artero crimen, en los que fueron asesinados alrededor de cuarenta personas, entre ellos muchos niños. Ese día les echamos flores al mar y pedimos por el descanso eterno de sus almas, en el lugar donde permanecen insepultos, los cuerpos de los hermanos asesinados.
Ellos pueden darse con un canto en el pecho, porque haya puesto en desuso, hasta cierto límite, la palabra esbirros, para referirme a ellos y eso en reciprocidad, por haberme dejado de tratar ofensivamente.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
Ciudad de la Habana , domingo 8 de julio de 2012.
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