miércoles, 13 de marzo de 2013

En el diferendo cubano-venezolano; con la muerte de Chávez, Maduro puede ser el gran perdedor

 
El pleito de perros que tiene lugar dentro del oficialismo chavista, se está exacerbando. La gran batalla se lleva a cabo, entre el incipiente madurismo y el nacionalismo cabellista. Respaldado este último por un cúmulo de militantes que discrepan, de la absoluta subordinación venezolana a la execrable tiranía castrista. Con la que ellos ni comulgan, ni se sienten comprometidos.
La influencia de la inteligencia cubana, fue determinante durante el desgobierno de Hugo Chávez, pero con su muerte. Esa subordinación absoluta está produciendo una resistencia, efectiva y progresiva. Maduro, esbirro incondicional del castrato, resiste tras el paraguas de heredero y del apoyo de los militares cubanos, que mandan en Venezuela.
Ciertamente, no siempre será de esa manera, porque el sentimiento de los venezolanos los rechaza. Ya lo vimos en la quema de las banderas cubanas y de un monigote representando a Fidel Castro y lo escuchamos con el grito de ¡cubanos go home! Por las calles venezolanas, como en los mejores años de la guerra de Viet Nam.
Maduro ganó, el primer asalto del combate, apoyado sobre todo, por la gritería de Cilia Flores, Procuradora General, de su bienestar personal, en la República Bolivariana. No olvidemos que Cilia Flores, es la esposa de Nicolás Maduro y la futura “Primera Dama” de Venezuela. Maduro asumirá como Presidente en funciones y como candidato presidencial en las próximas elecciones.
El gobierno cubano, es el más interesado en la investidura presidencial y en la victoria electoral de Nicolás Maduro. Y apoyará el fraude, irrestrictamente, como lo ha hecho hasta ahora, en todas las votaciones realizadas en Venezuela. El apoyo será organizativo, material y logístico, porque en Cuba se confeccionan incluso, documentos electorales, para la nación sudamericana.
Pero Diosdado cabello, es de hecho el presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) por sucesión reglamentaria a la muerte de Hugo Chávez. El PSUV, es el organismo rector de la revolución bolivariana y el encargado de instituir el llamado “Socialismo del siglo XXI”. Además Cabello, es el Presidente de la Asamblea Nacional, parlamento de la república, para el que fue reelecto por los próximos seis años.
Diosdado ya fue elegido, pero Maduro está en veremos. Si gana el candidato opositor, Cabello continuará siendo el Presidente de la asamblea, pero seguiría además, como Presidente de su partido. Maduro pasaría directamente, al cuartico de los tarecos en desuso. Cuba, quedaría privada de su incondicional títere y perdería toda influencia, sobre el gobierno de Venezuela.
Este es un escenario posible, incluso probable y los nacionalistas venezolanos podrían llegar a un decisivo acuerdo, muy ventajoso con un gobierno no chavista. No veo obstáculos para que se reconcilien con la oposición, después de catorce años de hostilidad política, digo, si la oposición es capaz de actuar de forma inteligente. Si sabe además limar asperezas y jugar a la buena política.
Ya vimos la posibilidad de tal acuerdo cuando, cuando Nicolás Maduro presentó una candidata sustituta, para presidir la Asamblea Nacional. Y ante la posibilidad de que la fracción oficialista, que apoyaba a Cabello fuera apuntalada por la oposición y se diera esa alianza, fueron llamados a Cuba e instruidos para que Cabello presidiera la asamblea.
Pero la investidura de Maduro como Presidente, lo legitima y pone en peligro permanente, al ala nacionalista, que irá eliminando uno por uno, a sus competidores, incluso, accidentándolos y dándoles muerte. Lo inteligente para cabello, será apoyar la victoria de la oposición y sacar definitivamente a Maduro del escenario, el gran traidor y quinta columnista. Si no lo creen, ya verán el desenlace fatal.
Las circunstancias cambian.
Para la infantilista vanidad de Hugo Chávez, aspirante a sustituto de Fidel Castro, como el líder continental del anti-norteamericanismo latinoamericano, verdadera ideología del tirano cubano. Era determinante, ser salpicado en la pila bautismal por el prócer de la envidia anti-norteamericana. Y el “cacafuaca en Jefe” le declaró, su “Heredero Político”,bautizado, confirmado y consagrado. Loable título, mucho más respetable que el Premio Novel. El que Castro pretendió para sí, pero sin éxito.
Maduro, con más carita de bobo, que el de Abela, gatea en la misma bobera presuntuosa que Huguito, “el dijunto”. Él pretende sustituir a Hugo Chávez en todos sus menesteres, para heredar, una por una, toda su petulante investidura. La diferencia solo está, en que Chávez, era un carismático payaso y Maduro, un consumado papanatas.
Diosdado Cabello no siente esa inútil vanidad de Hugo Chávez y no pretende esa envestidura. Para él, ni Cuba, ni Fidel Castro, significan mucho, tampoco para los militares nacionalistas. Si la intención de esos militares, fuera la de enriquecerse a costa del patrimonio nacional, para nada necesitarían a los cubanos, las riquezas son íntegramente de Venezuela, la más grande reserva conocida de petróleo, a nivel mundial y por ende, uno de los países más ricos de la tierra.
Para los gobernantes cubanos, es fundamental mantener el control sobre Venezuela, la aseguradora del bienestar que hoy tienen, los tiranos cubanos, que habían contado con Chávez para vivir cómodamente sus últimos años de vida y sin su caída, como les ocurrió con el derrumbamiento del campo socialista. El destino les jugó, una mala pasada.
Hoy Hugo Chávez, “taxidermeado” al estilo de Vladimir Lenin, se convertirá en una formidable atracción turística. Con esto resarcirá, los dineros despilfarrados por él, inútilmente y pagará con su pellejo, como el fabuloso chivo de Bola de Nieve, pero sin el chilindrón.
Observará el panorama, como el pescado en la tarima y percibirá el desenlace final de su vanagloria. Actitudes estas, por las que no le otorgarán el cielo, pero que si han sumergido a su país, en una peligrosa encrucijada, que puede llevar a la nación venezolana a una situación fatal.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
Ciudad de la Habana, lunes 11 de marzo de 2013.
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