jueves, 29 de marzo de 2012

Saludosal Papa, desde los calabozos, de la tiranía castrista

 
El Papa Benedicto XVI, ofició la misa en la llamada “Plaza de la Revolución , José Martí”, como Cristo en el desierto, al pie de Lucifer y de sus diablitos auxiliares. Precisamente, durante los días de la Cuaresma , que son los cuarenta dias en los que Jesús estuvo allí ayunando y en oración y fue tentado por el demonio. Cuarenta días, entre el miércoles de cenizas y la Semana Santa , en que comienza la Pasión de Jesucristo, que se iniciará el próximo uno de abril.
El demonio real, en carne y hueso, como el Ángel rebelde contra Dios, representado magistralmente, por Raúl Castro Ruz y sus compinches presentes. Muchos católicos ausentes, marginados o encarcelados, desde días antes o desde ese mismo día. La plaza poblada de numerosos ateos e infieles, llevados allí por órdenes del tirano y que nunca creyeron en Dios, ni comulgaron con el y ni les interesa seguir su camino. Muchos, militantes del Partido Comunista, que es anti Cristo por naturaleza. Estuvo presente además, la jerarquía, de la Iglesia Católica cubana, parte de la cual, no se sabe muy bien, si está con Dios o se encuentra al servicio del diablo.
De todos modos, el balance de la visita Papal, fue muy positivo, porque ha servido para bendecir al pueblo cubano, disperso por todo el mundo, como el pueblo Judío. Fomentar su unidad en torno a la Santísima Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad y unirnos en torno a causas, como la libertad, la diversidad y la democracia, pero además, dimos un paso formidable, para desenmascarar definitivamente, a la tiranía raulista, su farsa y su falsa propaganda sobre los presuntos cambios realizados y los supuestos cambios por realizar. Toda la prensa internacional pudo constatar como Raúl Castro, ni siquiera respetó la presencia del Santo Padre, para realizar una redada magnífica, al modo de gobiernos fascistas, como fueron los de Adolfo Hitler y José Stalin, para encarcelar a los opositores a su tiranía.
De esta manera, Raúl Castro demuestra el miedo terrible, que siente ante un grupo de pacíficos opositores a su tiranía y como tiembla ante nuestra presencia, a pesar de su fanfarronería habitual, de tirano de recambio. El tirano en Jefe, en sus últimos días en la tierra, desgarbado y encorvado, asistido por un bastón, que ni desea acompañarle, como lo hacen su mujer y su hijo, ante el Papa. Fidel observa el fracaso de su proyecto de revolución y como es repudiado y despreciado, por su propio pueblo, lo que le garantiza, que la historia le aborrecerá.
Raúl, ante el temor al desplante, mando a encarcelar a Las Damas de Blanco, por miedo a que el Vicario de Cristo las llamara a su altar y las bendijera públicamente, ante los ojos del mundo. Si no estaban allí solo le daría una disculpa al Papa, por su ausencia y en privado claro está, pero nadie podría verlas en la Plaza de la Revolución , glorificadas por el Santo Padre, lo que hubiera sido el acto de la legitimación, ante todos los cubanos, de esas valerosas mujeres cubanas.
La líder de Las Damas de Blanco, Berta Soler Fernández, se encontraba en los calabozos de una pequeña Estación de Policía, situada en la periferia de la Ciudad de la Habana , en un lugar inhóspito y recóndito, El Wajay. En un calabozo que filtraba bajo la lluvia, caída como el llanto de la Virgen de la Caridad , porque la libertad de Cuba, se encuentra encarcelada. Junto a ella una señora nombrada Silvia Bárbara, también Dama de Blanco, en el calabozo de las mujeres.
Al lado, en el calabozo de los hombres, se encontraba Ángel Moya Acosta, el esposo de Berta Soler, detenidos ambos a la altura de la Villa Panamericana , cuando se dirigían a la Santa Misa , que oficiaría el Santo Padre en la Plaza , llamada, de la desvencijada revolución castrista. Con ellos formaba yo, un cuarteto. Rezamos un Padre Nuestro y un Ave Maria, a la hora en que el Papa oficiaba la Santa Misa , no podíamos hacer otra cosa que imaginarla, desde aquel oscuro calabozo del Wajay.
Nos liberaron en la tarde noche del miércoles 28, pero aun los teléfonos estaban incomunicados, llamé a varios números, pero estaban interrumpidos. Decidí quedarme en casa, sin avisar a nadie y escribir estas líneas. Había concluido una jornada más de nuestra lucha pacífica contra la tiranía castrista, que aunque algunos la califiquen de estéril, sigue arrinconando a Raúl y al despojo de Fidel, en el marasmo de su revolución fracasada y hoy repudiada por el pueblo cubano.
Héctor Julio Cedeño Negrín
Periodista Independiente de Cuba.
Ciudad de la Habana , miércoles 28 de Marzo de 2012.
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